Expresión muy
manchega, tan metonímica como su similitud que encierra, un tanto moralista, de
censurar esa actitud tan humana de pretender vivir como se decía de las
caballerías, cuando, tras la temporada fuerte de trabajo o en los descansos más
relajados en plena abundancia, se las dejaba estar en la pajera, a sus once
vicios, sin restricción alguna a la holgazanería y el atiborre, hasta el
más vil empancinamiento, muy típico hoy día, pero en los humanos y no
solo de la zona. Lógico que luego la queja más pronunciada suela ser sobre los
recortes en sanidad.
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